miércoles, 24 de diciembre de 2008

NAZARENO



 

Ese hombre

que se guarda

en unas migas de pan

desespera de sus amigos.

 

Vino a buscar enemigos,

a sonreírle a los perdidos,

a conversar con

los suicidas,

a acariciar putas

de ojos colorados,

a cenar

con los ladrones sin guante.

 

Robaron sus ojos

para convertirlo

en juez terrible

de los inocentes.*

 

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